
La carrera en pleno ascenso de Mike Amigorena
Se define como un actor visceral. “Hago lo que me dice el cuerpo”, confiesa Mike Amigorena, 34 años, mendocino, y con suma habilidad para hacer teatro, cine y televisión. En el 2006, lo distinguieron todos: críticos, estudiosos y público. Por su composición del joven oligárquico de El niño argentino, de Kartún, obtuvo el ACE a la Revelación Masculina, el Premio Teatro del Mundo al mejor actor (que otorgan los especialistas del Centro Cultural Rojas de la UBA) y el Premio al Mejor Actor de la Escuela de Espectadores de Buenos Aires, que coordina Jorge Dubatti. Lo cierto es que fue una de las joyas del año. Dotó a ese chico bien, estilizado y de punta en blanco, de una soltura envidiable e intensificó la perversión, la seducción y cierta ternura sugeridas en el texto. A la vez, desplegó con sutileza y sin saturar una variedad de recursos que enriquecían su criatura: extraños sonidos guturales, algo de baile, exquisitos pasajes con guitarra y voz. “Son elementos que tengo desde chico, cuando me pasaba horas jugando solo e iba descubriendo esas posibilidades”, aclara.
Prefiere no inflar el globo y considerar el presente como el resultado de un trabajo que comenzó en el ’92, cuando dejó su ciudad natal para estudiar en Buenos Aires. Fue modelo, cadete y promotor, mientras se formaba con Doria, Fernández y Alejandro Catalán. Más tarde descubrió técnicas como bufón, máscara neutra y clown. Y tal vez esta versatilidad le permitió componer personajes bizarros en televisión, como el hermano marciano de Una familia muy especial, y Rolando, el piloto freak de Sos mi vida. Ahora, mientras se prepara para regresar con el niño al Regina, y espera el estreno de Yo soy sola, film de Tatiana Mereñuk donde interpreta a un novio muy inseguro, participa de las grabaciones de El Capo, una tira de Telefé donde dará vida a un policía infiltrado en el seno de dos familias mafiosas, “en una cuerda distinta, más atenuada, más realista”. Igual hay espacio para su pasión: Ambulancia, una banda de música dedicada a “desfigurar géneros”, que integran otros cinco actores. Pasada la medianoche de los sábados de marzo, en Clásica y Moderna, el sexteto desplegará su propuesta. “Boys don’t Cry” en clave de funk; “Vení Raquel” a lo Spinetta Jade; “Your Love”, de The Outfields, como un valsecito; “Trigal” en ritmo pop... ¡Habrá que escucharlos!
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